Thursday, December 18, 2008

La presencia hispana “gay”


Hablando de minorías, otro grupo que ha comenzado a salir a flote dentro de esta “gran sopa” es el grupo homosexual que poco a poco ha ido dando pasos para tener un reconocimiento dentro de la sociedad.

Estemos de acuerdo o no con esta tendencia sexual, es innegable que como minorías compartimos un denominador común, ya que es otro de los grupos que ha sido víctima del prejuicio y también de la persecución.

Ya en el tiempo de los Nazis se usaba un triángulo negro como símbolo para identificar a los homosexuales y uno rosa para caracterizar a las lesbianas en los campos de concentración durante el holocausto.

En mi Chile querido, y según lo señala un reportaje efectuado por la revista “Los Tiempos” en 1993, durante el gobierno de Ibáñez del Campo se barría del mapa a los homosexuales utilizando un barco donde se les colocaba una soga al cuello y una enorme piedra, para luego lanzarlos al mar.

Y es así, el acoso de grupos minoritarios puede encontrarse en antecedentes de cada país, cultura y época. En el caso de los homosexuales, y a pesar de las referencias históricos, el grupo no ha dejado de crecer y en la actualidad están más decididos a vivir sin esconderse y a solicitar derechos por igual como cualquier otro ciudadano.

Charlotte y sus habitantes no están exentos del crecimiento de la población “gay”. Si hablamos de hispanos, hace 10 años eran pocos los que se identificaban con esta colectividad pero hoy en día el número es bastante sustancioso.

Hay una presencia hispana gay en la ciudad y es real, le guste al que le guste. Hoy en día muchos han decidido demostrar su preferencia sexual sin tapujos y sin miedo a la tendencia de creer que en Latinoamérica todos son “machos”.

La mayoría han demostrado un comportamiento recto y muchos han sido grandes apoyos para la comunidad. Buscando diferentes palabras con que se les rotula a los homosexuales en Latinoamérica, encontré varias dependiendo del país. Loca, maricón, fleto, Marica, Mariquita, Maricón, joto, jugar para el otro equipo, hueco, mariposa, colipato, puto, galleta, pájaro, chuleta, argolla son 16 de las 105 definiciones que pude agrupar de unos sitios que, más que informativos, me parecieron una burla de algún ocioso con tendencia homofóbica.

También me pareció interesante percatarme de cuántos “sinónimos” la gente puede conocer de la palabra homosexual. La mayoría te dan tres o cuatro, muchas más de las respuestas correctas que te dirían por alguna palabra del idioma castellano.

Por otra parte, dentro de mis conversaciones triviales con respecto a este tema escucho decir que “ser gay no es natural” y que hasta en la Biblia se juzga. Pero a mí, como me gusta refutar, digo que la clonación tampoco es natural. Con respecto a la iglesia les recuerdo que la religión también castiga al ladrón, al asesino, al que miente, al que engaña, al que roba, al que se roba la esposa ajena y al que jura en falso, pecados que a diario se pasan por alto incluso por aquellos que después de actuar mal se pegan con una piedra en el pecho en algún templo sagrado y piensan que con eso pasan por alto sus actos.

Mi intención no es aprobar o estar en desacuerdo con un estilo de vida, mi punto va más a ser consecuente con lo que se predica o lo que se sigue. Además creo que es más fácil juzgar que darse el tiempo de entender.

En el proceso de aprendizaje y aceptación no debería haber colores, religiones, género o tendencias sexuales; el respeto es la clave.

Ser diferente no significa ser malo. Todas las personas tienen aciertos y desaciertos y eso no lo determina con quien deciden acompañarse en el lecho. La malicia muchas veces viene de los que esconden su verdadera naturaleza y que detrás del traje de ovejita está el lobo que tanto asusta las noches de los apacibles durmientes.