Tuesday, March 4, 2008

Gracias por la inspiración

A mis 34 años recién vengo a caer en cuenta de la importancia de votar, y ser partícipe en el futuro de un país. Dentro de lo cursi que pueda sonar para algunos, quiero agradecer este despertar al que, espero yo, sea el futuro presidente de este país, Barack Obama. “Inscribirse en los registros electorales es un deber cívico”, decía mi madre cuando yo, en mi actitud de “oveja negra” me negué a ser parte de los sufragios de mi deteriorado país. Simplemente la política y sus exponentes me asqueaban. Pero este señor Obama, sin tener la menor idea de quien soy, ha generado que mi mustio pensamiento y actuar político vibren por primera vez llegando incluso a sentir un cariño real por esta patria. Aunque en la carrera presidencial los tres candidatos demócratas apoyan una reforma que cambiaría la suerte de nuestra raza, Obama, como mestizo, hijo de un nativo de Kenia, representa, la lucha extenuante de los pueblos que por generaciones no han sido escuchados; los negros y los inmigrantes. Porque aunque algunos hagan “vista gorda”, está más que claro que los inmigrantes y los afroamericanos de este país compartimos mucho más en común, que el simple hecho de ser representados en los últimos escalones de la sociedad. Tal es mi entusiasmo con este señor, que he estado repetidamente mostrando a mis compañeros de “Mi Gente” un video traducido al castellano de uno de los discursos de Barack, donde acompañado de ciertos artistas que lo apoyan representan el lema “Sí, se puede” (“Yes, we can”). Algunos dicen que es sólo un buen comercial editado. A mí, por el contrario, me para los pelos. Y aunque sí concuerdo en que los políticos buscan convencer y prometen más de lo que cumplen, también reconozco que para lograr cambios debemos creer y arriesgarnos a elegir una opción. ¿No es eso lo que hacemos en la vida? ¿Creer, errar y seguir buscando hasta encontrar lo verdadero? Otra gente me dice que Clinton es la mejor opción. Claro, debido a mi género podría apoyarla pero prefiero dar mi confianza a alguien, a diferencia de Hillary, que partió de abajo sin ninguna ancla política y que bajo las miradas atónitas e incrédulas de sus oponentes ya, en este momento, está haciendo historia en Norteamérica. Seguro su popularidad y avance se verán truncados por los que no se imaginaron que un negro con apellido musulmán llegaría tan alto. Lo más seguro es que a mitad del camino querrán sacarle los “trapitos sucios a la luz”, tal como se hizo en nuestra ciudad con el casi Sheriff Mackey, donde el problema verdadero no fue su pasado dudoso al que apuntaban ciertos “hombre de moral”. Su tragedia fue haber nacido con un color de piel que aún, en el siglo XXI, no es grato para muchos. Yo, por mi parte, y ya que lamentablemente no gozo de la ciudadanía de esta tierra, tendré que conformarme con seguir los debates y esperar los resultados. La única forma de poder expresar mi opción será por medio de estas palabras, y cuando use la camiseta que me compré en internet en agradecimiento a la inspiración que me ha brindado. Sí, ahora que me muero por ir a las urnas, aprecio y entiendo el derecho del voto que tantos otros aún ignoran. Como los grandes amores, a veces cuando los tenemos no los apreciamos; pero cuando no están perdemos la oportunidad de mejorar nuestra esencia.